Entendemos
por Colonia a la extensión imperial, social, político, religioso y cultural
que se estableció en América durante los siglos XVII, XVIII e inicios
del siglo XIX.
En Chile, comienza tras el Desastre de Curalaba en 1598
con el establecimiento de la frontera natural entre españoles y araucanos
en el río Bío Bío. Esta etapa, que se prolonga hasta la revolución de
la Independencia, se caracterizó por un constante cambio de gobernadores,
cuya preocupación principal fue proseguir la guerra contra los araucanos
y luchar contra los frecuentes cataclismos naturales (terremotos, donde
destaca el producido en 1647 bajo la gobernación de Martín de Mújica y
Buitrón) que sufría el país.
Administración colonial
Desde un comienzo,
España centralizó todo lo referente a la administración de las colonias
que poseía en América y Asia, teniendo a la cabeza al rey, quien era asesorado
por el Consejo de Indias.
El Consejo de Indias
Proponía al
rey el nombramiento de altos funcionarios civiles y eclesiásticos que
se desempeñarían en las colonias. Dictaba las leyes, decretos, reglamentos
y ordenanzas que conformaban el derecho indiano. Actuaba también como
tribunal supremo, analizando las apelaciones a las sentencias de las Reales
Audiencias y sometía a virreyes y gobernadores a juicio de residencia,
mediante el cual podían presentar acusaciones con las decisiones tomadas
por los funcionarios. Mientras durara su cargo, estos últimos no podían
casarse con habitantes del lugar, establecer negocios, comprar propiedades,
etc.
Real Audiencia
Era el supremo
tribunal de justicia durante la época colonial. Fue un organismo político-administrativo
que residía en las principales ciudades de América. Formado por cuatro
oidores o magistrados, era tribunal de primera instancia en algunos casos,
y de apelación de las sentencias de los jueces inferiores. Se estableció
en Chile en 1609.
El Cabildo
Representaba a la comunidad. Se encargaba
de administrar las ciudades, y en algunos casos era representante del
rey. Para integrarlo debía ser vecino o encomendero ejerciéndolo por el
período de un año.
Estaba formado
por dos alcaldes, seis regidores, un secretario y un procurador. Entre
sus atribuciones estaban las de preocuparse de la administración local,
del aseo y ornato, la salud pública, aspectos judiciales, legislativos
y políticos.
División territorial de América
América estaba
dividida en virreinatos, capitanías generales y presidencias. Los virreinatos eran gobernados por un virrey, quien fue el representante directo de la
Corona. En el siglo XVI se establecieron en América dos virreinatos: el
de Nueva España o México (1535) y el de Perú (1544); en
el siglo XVIII se incorporaron otros dos: Nueva Granada (1717)
y el Río de la Plata (1776).
Las capitanías
generales fueron territorios dirigidos por un jefe militar que desarrollaba
el poder civil y judicial. Durante la Colonia eran cuatro capitanías generales: Santo Domingo, Guatemala, Venezuela y Chile.
Por último,
las presidencias eran gobiernos creados en territorios ya pacificadas.
El poder lo ejercía el presidente de la Real Audiencia, como era el caso
de Ecuador y Bolivia.
Economía y Comercio Colonial
En América
se producían metales preciosos, materias primas y alimentos. Sin embargo
la capitanía de Chile se cultivaba el trigo, el maíz y la vid en la hacienda.
Sus productos eran comerciados hacia el Perú enviando además cueros, sebos,
frutas secas y vino. Todo el comercio entre Chile y las demás colonias
estaba sujeto al Monopolio Comercial impuesto por España, por tal razón
se entiende la dependencia económica con el virreinato del Perú.
La Iglesia
Durante la época de la Conquista, los sacerdotes tenían como misión evangelizar
a los indígenas y convertirlos al cristianismo, cumpliéndose con ello
el propósito espiritual de la colonización.
Los sacerdotes
que se establecieron en Chile fueron capellanes de ejército, los que participaron
en combates más de una ocasión. posteriormente, se dedicaron a convertir
a los aborígenes sometidos tras dichas guerras, y otros fueron misioneros
en tierras de Arauco.
La Iglesia
jugo un papel muy importante en la colonización americana, especialmente
en Chile. Los Reyes Católicos y sus sucesores estaban obligados a impulsar
la evangelización, constituyendo el Patronato Real sobre la Iglesia, por
el que se aseguraba la remuneración en dinero hacia el clero, la construcción
de iglesias, catedrales, conventos y hospitales.
El estrato religioso
aumentó considerablemente. Solo en Santiago, a mediados del siglo XVII, existían
200 religiosos. Para la Corona era mucho más fácil “dar el pase a América” a
las órdenes religiosas y no a muchos sacerdotes en forma individual. De esta
forma, los dominicos y franciscanos desarrollaron una labor misionera
alrededor de los pueblos indígenas utilizando el convencimiento. Sin embargo
y en contrapartida con los anteriores, también llegaron evangelizadores que
solo hicieron riqueza en América.
Los franciscanos
fueron los primeros en llegar a Chile, a los cuales se sumaron los agustinos,
los mercedarios y los jesuitas. Estos últimos, gracias a la influencia
del padre Luis de Valdivia y de la guerra defensiva, consiguieron
extenderse en la región araucana.